Despertando primaveras artificiales en este invierno urbano.
Virando en el medio de esta odiosa sociedad.
Intentando recordar como era tu nombre, tanto tiempo sin verte me hace pensar mal.
Existe en el viento una misteriosa realidad
de amores que se olvidan por la ausencia.
Desapareció aquel ser fantástico que era más que mi parte humana.
Bajo la dictadura de mi corazón entristezco abruptamente, como sueños expuestos al imponente sol.
No pretendo conquistar nada más que mi alma.
En el seno de mis días, cae la noche en mi interior, y el dolor no me deja encontrar la calma.
(Septiembre, 2003)
Ya no le tengo miedo al color de la lluvia.
Ya nada es lo mismo porque lo miro junto a vos.
¿Qué será de nuestras almas cuando el viento deje de soplar sobre nuestros valles de sentimientos?
¿Dónde he de encontrarme con mis antiguos miedos negros?
Lo que menos quiero es que te despegues de mi miel,
y si pudiera crearnos eternos lo haría sin pudor.
Yo también quisiera decirte todo lo que siento.
El tiempo se nos agota,
es mi cruel destino,
es mi jaula,
el tiempo es nuestra odiosa perdición.
(Agosto, 2003)