Pude descubrir que nada es real, desde el dolor hasta el amor, mis cabellos negros, tus caricias… y el veneno de mi mujer… la única mujer…
No me borres la sonrisa, que tanto esfuerzo me costó dibujarme en la cara, ni la eches a perder pues eterna sería mi tristeza, no volveré a sonreír.
Veo pasar los minutos de mi vida, y pienso, de repente, que le falta algo que le dé sabor.
Descubro poco a poco qué fue lo que le quitó su color, y me entrego a la lucha, dicotomía sin fin, batallas inútiles entre ideales y necesidades impuestas.
Y me tienta la renuncia, el declararme vencida, pero lejos está la tentación de mi triste realidad actual, y me resigno al quizás, y a los eternos sueños sin cumplir.


chachu... conciso... sept '07