Fortuitamente y casi de repente llegaron las palabras inventadas, las que no dicen nada literalmente, pero lo dicen todo en metáforas de sonidos tajantes.
Alardeaba mil suspiros caribeños, de rasante soledad, de autónoma felicidad egoísta.
Era la milicia del último rodeo, del último soldado que tiró años de caricias a un lugar que ni ella conocía.
Registró el movimiento del viento que permanece quieto cuando hay carnaval, y admira de comparsa en comparsa el paso de corazones resarcidos por costureras fantasmas.
“Soy de mucho pensar” se dio cuenta un día que decidió no hacerlo más.
Hablaba en tercera persona para así no involucrarse con nada ni con nadie.
Escribía las letras más redondas de ese bar lleno de gente apuesta, dispuestos a apostar sus billetes para no perder la dignidad que aunque no lo sabían ya no les pertenecía.
Entendía a la perfección las intenciones de los masculinos pero se negaba a aceptarlas.
Cantaba en su interior canciones que hablaban de cosas que ella no conocía, como el amor, la palabra más utópica que escuchó.
Y así, de zarandeo en zarandeo entendió que el único sentido de lo que conocía era seguir buscando esas alas que no entendían de infancias felices o adultez renegada.
“Vuele bajo porque abajo está la verdad”, cantaba o tarareaba, había guardado esa estrofa dentro suyo porque sabía que algún día con la suficiente edad lo entendería.
Y ahora entendía un poco más que antes y un poco menos que después.
Y ahora entendía ciertas cosas que dejaron de dolerle.
Entendía que debía entender para perdonar, para curar, para salir otra vez.
Mientras tanto escribía, los dedos le dolían, en el bar la gente ya no era la misma y afuera ya dejó de ser de día.
Mientras tanto escribía, sin pensar, las letras más redondas de ese lugar lleno de gente apuesta, dispuesta a apostar su dignidad.




Chachula.nuevas.viejas.emociones.hermosas
Junio '08



"Los dos tú + cielo = mis galopantes sensaciones
biformes bicoloreadas bitremendas bilejanas
lejanas lejanas"
(A.P.)
Eran tiempos de perpetuar la vida con el violento destino.
Eran tiempos de desenfocarse en cuerpos ajenos.
Misteriosos remiendos del alma, jugar al elástico, encontrarse de pronto llorando cataratas entre sudor y reciprocidad.
Eran tiempos desenfrenados de embriagarse a más no poder, de soportar las heridas, de soportar la vida, la muerte, el amor y hasta el paso del tiempo.
Sé, las épocas cambian, la gente cambia, yo cambio para bien, o para bien mal.
Sé, los seres vivientes saben morir, y estancados en cisternas, la madera los alimenta y vuelve el ciclo a empezar.
Eran tiempos sin tiempo, tiempos de tiempo suspendido en gemidos ardientes de un cerebro pervertido por el azar.
Eran tiempos de arremeter sin miedos al viento asesino sin detenerme a pensar. De tiempo en sincro, de tiempos azulados, el sonido del mar, el sonido de mi violín que no deja de llamarme, de pedirme volver.
Eran tiempos de buscar sin medida, de saber jugar a la rayuela, de romper el corazón adrede para armarlo algún día jugando a las escondidas.
Soledad extrema de las palabras más sinceras, te borro y lo sabés, te olvido y me creés...
Me cantás proezas, me contás mil sueños perdidos de un niño que dormido temía soñar...
Eran tiempos de buscar sin medida, de saber jugar a la rayuela, de romper el corazón adrede para armarlo algún día jugando a las escondidas.



chaaaaachu.en.cuenta.regresiva.muy.regresiva



¿Y qué si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?
(A.P.)





No sé si será ese magnífico instante carnal, donde tus dedos se clavan errantes en el lugar más inhóspito de mi cuerpo cuando se derrumba el universo.
Ese es el punto, un punto de transición (la más bella transición), un punto sin vuelta atrás.
Es cruzar la línea un instante, y volverla a cruzar, una y otra... y otra... y otra vez.
Quizá se derrumba el universo cuando mi cuello comienza a ser víctima de tu intensidad, o cuando tus manos encajan perfectamente en las curvas de mi cintura, encontrando las formas mas perfectas de conjunción entre vos y yo.
Enredadas nuestras raíces se mueven en un zarandeo constante, donde cada vez se enredan más, y son nuestro eterno contacto, nuestro contacto más real y profundo.
Y de vez en vez, cuando arrecia la marea y las aguas calmas vuelven a ser lo que eran, vos y yo hechos otros, convertidos en algo que no solíamos ser, retiramos los soldaditos de guerra y el campo de batalla es un reflejo hermoso y solitario, donde las marcas de nuestros cuerpos son ya un recuerdo.
La nostalgia de la huida a escondidas, y la silenciosa despedida, donde receto a mi alma un poco de moderación, y le sugiero no pensar en él, aunque haya sido la perfección. Es ahí cuando recuerdo que fue lo que fue y no será más que eso. Y me olvido de sus besos, y me olvido de la imagen de aquel campo de batalla y aquel cuerpo que yace entre las huellas de la cama.


chachu.era.junio.y.en.pleno.invierno.el.calor.fraternal.de.un.beso


El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.
(A.P)