Me sigo buscando, me busco cada día mas onírica, no me encuentro, aunque lo intento no me puedo encontrar.
Las palabras me agitan los recuerdos, y entiendo poco a poco por qué mi cerebro es más ingenuo.
Tiempo atrás, sentimientos errantes, momentos del ahora, que me duelen solo por ser lo que son.
Canciones que te olvidás cantar en armonías, escalas de mentira, inventos del quizás.
Raciones de comida, mi saliva te limita, deshace los besos austeros y me interna en tus talones.
Tan débiles y enfermas tus palabras, mi pánico se incrementa al escucharlas resonar. Tanto el cielo como el suelo, parecíamos dos extraños, tomando café en un zaguán, sin miradas, sin acentos en las ies.
No sabíamos hablar, y cuando aprendimos a hacerlo, ya era tarde, el silencio no nos dejó otro camino más que andar a escondidas diciendo solo lo que queríamos escuchar. Y si entre tantas agonías, veo que hay algo de alegría, me miento, doy la vuelta, sin verte me alejo, sufro y aún ni siquiera es de día.
Yo te entiendo si eso es lo único que necesitás de mi parte, tus deseos te concedo, pero mi alma pesa más, y si quisiera verte de nuevo, como verte entero fue posible alguna vez, sé que por mí dejarías de beber de esos zanjones, donde el agua que se estanca huele a pasiones podridas y desilusiones de amor.
Donde el miedo no es enemigo, y el tiempo retumba sin destinos.
Sabiendo donde ir, en una noche especial, cambiando de camisas, para ocultar la verdad.
Tratando de detenerte, para no escucharte mentir más, te veo todos los días, sin rostro, sin disfraz.
Creo que eso es lo que me llama la atención, verte y no verte esperando en la estación.
Donde subo cada día, y mi rutina me lastima, donde vierto cada momento desesperado de ilusión.
Las miradas en mis manos que acarician tus rodillas, acostado ya en mi cuerpo, me negás que tengo razón.
Aunque sabes que lo que siento nunca llegará a buen puerto, de partidas y de miedos nunca habla la razón.

Chachu… julio ‘07