Solo veo tu espalda, nada cambió desde aquel día,
un par de años luz y una tez sombría.
Tus ojos rojos son, hasta ayer eran normales.
Hoy me cuesta reconocerme en ellos, miro tu piel y tus lunares.
El cielo está sucio, ni una estrella brilla ya, color violeta avanza, veo avanzar la tempestad.
La lluvia empieza, las gotas caen sobre mí, y vos a salvo estás.
No mires tras de mí, haz que tus ojos se detengan antes de partir,
mirá mi miedo y gritálo por ahí,
temo aún estar sola, parezco tenerlo todo, y ya no puedo huir. (Diciembre, 2004)



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