Queda aún demasiado cielo, desarmado en piezas, casi mil piezas.
Me asusta tanta inmensidad, derriba mis caricias con una calma amena.
Su nombre no es el de una morena, ella busca en cada momento “felicidad”.
Espera en un bar, escribe sonetos mientras lo busca entre miradas equívocas y dolor de panza.

Su lapicera al fin puede escribir lo que su mente sucia necesita extirpar.
Todos la creen loca porque busca enloquecer, hoy la lluvia la acompaña, no esperaba que la calle tan húmeda terminara.
No esperaba que su cielo la moje hasta el alma.
Busco asilo en el olvido, mis cuerdas, incontrolables condenas de parte del ayer.
Te escucho gritar, no por mí, y es verdad que algún día tendremos que volar.
Y si esta nueva ruta que encamina tu mirada te recuerda que el sonido del dolor es lo que intimida este amor,
entonces mis letras aburridas por si acaso pisaré, y borraré cualquier rastro de pena furtiva.
Que el amigo del quizás me deje llena la conciencia para seguir ya no entre tinieblas,
para reír hasta que me duela, para mentir hasta que me creas.
Y si no me crees, mi humor te revelará el pigmento de este sentimiento que se vuelve agua, y agua turbia será;
y se volverá tierra que volando entre mil penas hará que de una vez por todas creas que lo que siempre digo es siempre la verdad.


chachu... 14/04/2007... el 123 habla a través de mi....

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