Dime qué es lo que odias tanto de los eneros –me preguntó casi sonriendo.
El verano quizás sea la respuesta mas acertada –pensé para mis adentros, pero sin dudar le dije: “el carnaval”
Me miró extrañado, ¡cuánto más extrañado me hubiera mirado de haberle dicho yo la verdad!
Y en un juego esclavo de preguntas y respuestas, perdimos la meta y la coherencia al hablar.
Se llenaron de sinsabores las verdades que se volvieron incómodas tras algunas bebidas alcohólicas.
Cambiar mi estrategia me ayudaría, pero entiendo también que ni siquiera es bueno ser presa de alguna.
Al volver a los viejos lugares me doy cuenta que hay ciertas cosas que nunca han de cambiar.
Sé que no me extrañaste y sé que no lo harás, pero aún nos seguimos encontrando en el mismo lugar…
Cuando sepas qué decirme para hacerme sentirte de verdad, será entonces cuando le encuentre sentido a la libertad.
Este invierno que se asoma siniestro me atrae mucho más que el cruento verano moderno, aunque él siempre creerá que lo que en verdad odio es este falaz carnaval.
enero '08... él nunca existió... y yo me quedé leyendo un libro de acción...
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