Es como si de pronto en el campo
todas las flores volvieran a su raíz.
Es como si estas estrellas
dejaran de brillar para mí, y para vos.
En mi corazón, el ruido del viento enturbia mis sentimientos,
y el color de la naturaleza
pinta un cuadro azul en mi memoria.
Escucho la extraña música,
divinidad de los ’80.
Magníficas caricias que me niegan ser tu amiga.
Ya no sirven mis sentimientos porque han quedado en el olvido.
¿Estás dispuesto a ver mi otra cara florecer?
¿o quizá seguir esperando al siguiente otoño?
Tu nombre suena a mariposas,
igual que el mío interna un ramo de rosas.
No hablo de romanticismo puro,
hablo de sentimientos perros.
El sol tiene que aparecer,
en poco tiempo quiero verte resplandecer.
El suicidio de la noche nos dejó sin rey,
ya nadie nos guía, somos libres,
somos la fiebre del reloj,
que le teme a nuestro corazón,
por adelantarse al amor.
(Octubre, 2003)
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