No me grites que me duele tu voz,
no me asustes que me ahuyenta tu rostro.
Si me encendés una esperanza no me apagues la razón.
Si en tu mundo el cielo es bello, en el mío es puro escarmiento.
Y suicida resultó la vida que nos vira y juega azarosa entre penas reventadas, piedras escarlata y recuerdos tuyos, míos.
Cariño de mentira y caminos estancados.
La necesidad de tu voz, tus letras o palabras, esos símbolos que de la nada surgen y me hacen sentir... onírica.
Esas bestias, los sentimientos ambiguos, parecen testigos de lo que alguna vez quizás, vos y yo quisimos ser.
Y mientras tanto el sol que quema mis agallas se esconde y en la sombra renuevo mis votos por sentir tu mirada.
Extrañas coaliciones entre tus manos y yo, entre mis manos y todo vos... otra vez... todo vos...
Bajo los sumisos sentimientos te jura y te vuelve a jurar que dice lo que siente, y lo que siente es demasiado real.
Bajo tu desafiante mirada y acechadora actitud
agachás la cabeza y sin mirarlo, con un dolor inexpresable,
otra vez, como siempre, y sin saber por qué, le decís que no.

chachu... vacía... y sin inspiración... o inspirador...

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