Vi viejas hacerse las niñas,
y niñas actuando como señoritas tristes…
Vi hombres querer ser mujeres,
y mujeres disimulando su feminidad.
Vi ciegos sonriendo, y sus olores me asquearon,
me creí Sábato por un momento hasta que la bocina de un colectivo me despertó.
Mujeres hermosas y hombres muy altos,
niños molestos y animales sin pelos.
Vendedores de poesías e ideales,
jóvenes estudiantes y jóvenes sin futuro ni honores.
Vi a Amy Winehouse caminar sobria por Corrientes… después vi claramente que alucinaba….
Vi pilas de basura y esa misma basura la vi convertida en cena.
Escuché ruidos que ensordecían mis pensamientos,
escuché gemidos angustiados y sobre todo escuché puteadas.
Vi las veredas cubiertas de salivas anónimas,
vi patines, patinetas, polleras cortas, largas y chalecos de lana, supe que ya era invierno.
Vi el viento arremolinarse entre las mentiras que yo decía.
Lo vi a él, vestido de marrón, y su cara se bañó de un tono amarillo abril.
Y mientras yo veía también buscaba, pero preferí ya no buscar porque no sabía lo que estaba buscando.
Soñé que me dormía mientras el tren me avisaba que me había pasado de estación.
Pizarnik recitaba una a una todas sus vidas mientras alguien la bañaba con pétalos de los mas hermosos jazmines… ella olía a jazmín…
Vi que las horas se me agotaban, ya llegaba mi límite a su límite.
Vi ojeras por doquier y señores de negocios pelear,
vi gente lastimando gente,
vi gente sudar de apuro.
Vi gente haciendo tiempo y me quedé un rato con ellos.
Vi besos con amor… y besos por compromiso… muchos abrazos prestados… caricias y desgano…
Vi muchas cosas y tantas otras quedan por ver.
Era acostumbrarse o convertirme en uno de ellos, y no me pude acostumbrar.
El viento me dijo que ya era invierno, mientras el cielo me insistía que aún era enero, y yo… yo que no supe a quien creerle.




...chachu 28-29/4/08....
....veo veo... que ves?....

Últimamente me encuentro queriendo forzar al destino, haciéndole miles de preguntas que nadie pudo responder (tonta de mí creer que el destino podría hacerlo).
Mientras las hojas que hacen ruido ruedan por el piso de este otoño que me invita a beberlo sin mesura, el frío nos obliga a quedarnos un domingo tirados en la cama, tan cerca que nuestros sueños se convierten en sueños compartidos, una utopía dividida en dos, un poco para mí, otro poco para vos.
Me precipito de repente en tu cuerpo, atraída por un violento aluvión pasional.
El café se hace aromas y en la habitación se hizo presencia ausente.
Casi vestidos, casi desnudos, creamos un mundo de singulares sensaciones carnales.
Nos quedamos esperando que los sentimientos aparezcan, nos quedamos esperando eternos, inquietos, somos tan solo un encuentro casual.
Y volví a preguntarle al destino, esas preguntas que nadie nunca me pudo responder. Esta vez atinó una respuesta, pero hablábamos tan fuerte vos y yo que no logré escuchar lo que tenía para decir.
Y mejor así, no hay destino escrito para vos y para mí. Somos tan solo construcciones inventadas para saciar pasiones, o deseos, o la nada… somos estatuas divinas, nunca llegaremos a dar vida, el mientras tanto es lo único que nos excita…
Y otra vez, desatamos guerras, unas cuantas guerras que ninguno de los dos ganó, porque no era la idea, o tal vez sí lo era, pero terminamos rendidos ante tanta locura...





...tanta locura contenida indefectiblemente termina por estallar...

"some people live a lifetime in a minute"

chachu febrero '08



Caos y tempestad...

el todo y la nada...

todo en un mismo lugar...

y ese lugar soy,

inevitablemente, YO...

...entre el despiste y el mal humor…


chachu



Esa noche salía de la facultad y caminando apresurada por Callao para llegar a la avenida Corrientes lo antes posible y tomarme el subte, de repente, sin cortejos ni avisos apareció un hombre… con su mano en el bolsillo, un cigarrillo a medio fumar… y un extraño y atrayente aroma a perfume francés…
Se interpuso en mi camino, justo a una cuadra y media de mi destino… donde dentro de poco pasaría el último subte…
-Hola- me dijo con una voz suave pero masculina, de esas que no podés evitar escuchar… porque de alguna manera te obligan a hacerlo…
Era medianamente alto, una mezcla entre hombre de negocios de 40 años y un chico de 23 que después de un año sabático, o unos cuantos, decide empezar la facultad, la cual obviamente le pagarán sus padres…
Y me di cuenta que pensé mucho en él, en su pasado, en su presente, en su futuro, y no llegué a pensar por qué me saludaba este hombre tan atractivo, que parecía tan inteligente, del cual no me sentía a su altura, y todo esto en un par de segundos…
Debo admitir que me dio un poco de miedo, por lo cual aceleré mi paso, tratando de esquivarlo…
-Daiana- me dijo con la misma calma con la que había dicho “hola”
Me di vuelta, lo miré a los ojos… no lo reconocí… aunque sabía que debía hacerlo, pues él, al menos, conocía mi nombre… hice un esfuerzo, pero nada… esperaba ansiosa que me diera algún indicio, pero nada…
Retomé mi paso, y con la terrible angustia de no saber quién era esa persona y con el mismo apuro que al principio por no perder el subte caminé la cuadra y media que me quedaba por recorrer…

-Lo que tenga que ser será- pensaba, mientras me tomaba el último subte a Lacroze… y me mentía creyendo que el destino nos regala la misma oportunidad dos veces… supuse que lo volvería a encontrar al otro día en el mismo lugar… o al día siguiente… o a la siguiente semana… obviamente como siempre nos ocurre a los que tenemos suerte en el juego y no así en el amor… nunca lo volví a ver, y la duda me carcome cada minuto, cada segundo un poquito más… y aunque uno siempre mantiene la esperanza porque le gusta sufrir alimentando ilusiones vanas… sé que lo que tenía que ser podría haber sido pero no fue… y como souvenir de mi derrota siempre recordaré ese extraño y atrayente aroma a perfume francés…



...un cuentito que me regaló marzo,
antes de dejarle su lugar a este otoño abril....
chachu

Me pregunto quién inventó el caos, mientras la miro a ella, la ciudad que todos los días me mira a mí. Hoy, la espectadora soy yo.
Mientras camino, la pisoteo con orgullo, me voy alejando del centro de tensión, y cada vez se escuchan menos los ruidos. También me voy olvidando lo que sucede, en cuanto encuentro cualquier cosa que me llama la atención, y me pregunto si el caos se genera justamente por esto. Porque cuanto más lejos estamos de algo, más rápido nos olvidamos de aquello que a otros sí les sucede. Y cuando algo nos pasa a nosotros, es entonces cuando los otros están demasiado lejos.
Así, ignorando las realidades de los unos y los otros, no hay más lugar que para el caos, el cual se convierte en un ente inevitable.
Y hoy no está tan linda, pero sigue con su magia.
Las calles sucias con papeles que venden propagandas políticas.
El cielo extrañamente se tiñe de gris, un gris que la envejece al chorrear por las veredas y los edificios, las nubes agolpándose entre ellas y el calor del aire trae puras nostalgias, la lluvia resulta sospechable y predecible.
-Sé que no me convencerán las respuestas a mis preguntas, pues todas son subjetivas y yo desconfío de la subjetividad- analizo mientras tomo una leche chocolatada en un bar de la calle Corrientes.
Mientras tanto afuera el mundo se derrumba, dos tormentas se juntaron en el mismo lugar.
Las siluetas homogéneas y las banderas enrolladas, ni balas, ni gases, ni represión, solo un poco de agua del cielo y ellos guardan sus protestas, un poco de lluvia y se olvidan de sus reclamos.
Un poco de lluvia los volvió nada.
La ciudad al fin descansa de nosotros, nuestras penas y caprichos. La ciudad respira otra vez, aliviada.



chachu... 1/4/2008... por qué la prosa se adueñó de mi "inspiración"?

El despertador suena, 5:25am, me tengo que levantar a las 6:00 pero me gusta esa sensación de que aún me queda un rato más para descansar. Vuelve a sonar a las 5:45… 5:50 y finalmente a las 6:00, momento en el que me despierto luego de dos intentos fallidos… y todas las mañanas es lo mismo.
Elijo la ropa, aunque en realidad me pongo lo primero más coherente que encuentro. Agarro mi morral, cierro mi pieza, bajo las escaleras, momento en que aprovecho para atarme el pelo. Noto que ya está demasiado largo, me llega casi a la cintura, debería cortármelo, pero no tengo tiempo… y todas las mañanas pienso lo mismo.
Una vez en el baño me lavo los dientes, me lavo la cara, no me maquillo (nunca lo hago), me pongo desodorante, perfume y salgo.
Llego al tren, muestro mi abono, el cual compro religiosamente todos los meses para evitar la extensa cola en la boletería y las desalentadoras muecas de quienes trabajan ahí.
-Buen día - le digo al guarda
-Buen díííía - me responde estirando un poco más la “i”.
Subo al tren, un poco apretada, no tanto como para estar incómoda; ni tan poco, de manera que puedo oler el olor a naftalina de algún abrigo, el aliento desagradable de algún fumador, el perfume fuerte de alguna señorona o el shampoo de algún cabello femenino. Y todas las mañanas lo mismo… y es la misma gente, aunque siempre es diferente. Nunca son los mismos pero en realidad son siempre iguales.
Siempre en el mismo vagón, en el mismo tren, a la misma hora, llego a destino. Bajo, voy con ritmo apurado, sólo para seguir el paso de los otros aunque yo misma no esté apurada.
Molinete del tren, molinete del subte, mismo lugar, misma puerta, donde sé que encuentro un asiento libre seguro y por la cual bajo justo a la escalera mecánica.
Bajo del subte luego de dormir media hora en el viaje. Subo a la escalera, y cuando pasa por los ventiladores me sostengo la pollera para que no se vea nada. Sé que nunca se ve nada, pero igual lo hago, por las dudas viste… y lo hago… todas las mañanas (y casi todas uso pollera también). Espero la D, que siempre tarda mucho; escucho los mismos insultos por esta demora. Llego a Catedral, subo a la superficie, luz natural otra vez… camino ahora sí apurada porque estoy llegando tarde, y siempre llego tarde, pero llego… y sí, siempre la misma gente en el trabajo, el mismo idiota con la misma alegría de todos los días por estar laburando ahí. Las mismas personas quejándose siempre de lo mismo, que es lo mismo de lo que me quejo yo. El mismo mate, las mismas “sonrisas de plastilina” cada día menos sinceras. Trato de sobrevivir esas 9 horas como puedo… y los mismos inútiles de mis jefes… a quienes nadie les enseñó ni medio de respeto y buena educación… y se creen más importantes de lo que son porque tienen un cargo inventado… y quizás los problemas no son siempre los mismos… pero mi estado mental, desganado y aburrido, sí lo es.
Salgo y hago 2 horas de tiempo antes de entrar a la facu, en cualquier lugar menos en ese trabajo asqueroso… y siempre son los mismos caminos… Perú, Corrientes, Libertad, Talcahuano, Av. De Mayo, Florida, Rivadavia… y Callao, finalmente Callao, camino lento y llego a exacto horario, y media, ni un minuto más, ni un minuto menos.
Y será lo que toque ese día… y eso es lo único que varía… estudio y tomas, laboratorio b y n, historia de la fotografía… y así… y así… y así…
Subte de vuelta, tren, colectivo, casa, comida, ducha, soledad, cama, descanso… soledad…
Termino mi día, esperando que el siguiente sea al menos en algo, en lo más mínimo un poco diferente… que me lo encuentre a él, mientras camino por la calle y vayamos a tomar un helado, que me llamen de algún laburo para tener una entrevista, que el mundo se vuelva silencio, y en ese silencio sólo se escuche el sonido del viento…
Pero no, llega el otro día, y todo es igual, y SIEMPRE ES IGUAL, irremediable cotidianeidad, la rutina me asesina…

chachu... marzo '08... cansada... y todo esto recién empieza...