No creo que hayas entendido que me cuesta el olvido, que me duele el simplismo, que me aflige el pasado y el posible futuro con tu ausencia.
No has entendido que sentirte irrumpirme te hace invencible ante los recuerdos del ayer y los infames "qué dirán".
No creo que hayas entendido que aunque mis sueños se desentiendan de tus realidades yo te sigo si me prometés un puñado de libertades coherentes.
Pero creo que sí has entendido que todo esto es demasiado para este corazón anudado por idiotas inútiles, inservibles, muertos-vivos (y no hablo de esos que, vos decís, asustan por las noches y que yo nunca vi).
Creo que has entendido que me rindo ante tus oídos hermosamente infectados de placer; ante tu boca delicadamente drogada con las más ricas medicinas, y tus ojos que persiguen pestañas que ya han sido felizmente heredadas.
Me rindo ante tus manos que doblan en tamaño a las mías, y ante tus brazos atacados por lunares suicidas.
Me rindo ante tus piernas, tus rodillas asesinas; tu calor, doliente salvador y tus ruidos nocturnos (colosal señal de que duermo a tu lado).
Me rindo ante tus mañanas traducidas en las mías; ante tus ojos de madrugada que me observan entre sueños; ante tus besos que soplan, suspiran, dicen, acarician, excitan, buscan intempestivos, besan...
Mis instintos de mujer descuidada se rinden ante tus instintos de hombre herido.
Me rindo ante tus cosquillas excitadas por mis dedos que acarician; ante tu espalda anidada por mi pecho, y ante tu pecho anidado por mi mejilla izquierda.
Me rindo ante tu frente, en ese momento en el que se inunda de sudor frío.
Me rindo ante tus labios, víctimas de mordidas inocentes, de la inocencia más mentirosa.
Me rindo ante tus sienes y los años que me llevás de ventaja.
Me rindo ante tu tierna ignorancia y tu inteligencia ignorada; ante tu sonrisa olvidada y tus palabras calladas.
Me rindo porque sos la mejor razón de mi cordura simulada; porque me guardo en vos cuando no tengo ganas del mundo y sos mi mejor refugio.
Me rindo ante vos porque parás para escucharme y me escuchás sin juzgar; porque cuestionás mis silencios menos absurdos de lo que quizá pensás.
Me rindo ante vos porque rotulás mis caricias, movimientos, sonrisas...
Sin más motivos que el motivo mismo de que existas en mí, me rindo ante vos porque me explicaste (sin siquiera explicarme nada) esto del amor que siendo cursi no lo es ni un poco...
Hace un tiempo me rendía ante la vida... por suerte hoy encontré algo mejor ante lo cual hacerlo....
chachu.18/8/08
"Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.
Recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres tú."
(A.P)
chachu.18/8/08
"Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.
Recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres tú."
(A.P)